Análisis pre-electoral

KIRGUISTÁN/Elecciones legislativas 2010

Kirguistán encara la celebración de las elecciones legislativas del 10 de octubre inmerso en una crisis de inestabilidad política. En apenas dos meses, entre abril y junio, el país experimentó el derrocamiento por la fuerza del entonces presidente Kurmanbek Bakiyev y los violentos conflictos desarrollados en las provincias sureñas de Osh y Jalal-Abad. Éstos últimos desembocaron fundamentalmente en una oleada de violencia y destrucción contra la comunidad uzbeka. Las cifras son contundentes, más de 2.000 fallecidos, el desplazamiento de más de 400.000 personas según ACNUR, 100.000 de ellos refugiados en territorio uzbeko, así como la quema y/o destrucción de 2.500 viviendas, más de 100 mercados o comercios y 10 edificios gubernamentales. Dos semanas después se desarrolló un referéndum, previamente planificado, para la reforma de la constitución. Los resultados oficiales ofrecieron una amplia victoria a favor del “sí”, viéndose establecido con ello, según las nuevas autoridades, la primera república parlamentaria de Asia Central. No obstante, el nuevo sistema de gobierno es en mayor medida semi-presidencialista que parlamentario, ya que el presidente es elegido en elecciones separadas por un plazo de 6 años; mantiene el control de las fuerzas armadas y otras instituciones de seguridad; puede vetar la firma de todas las leyes excepto las relacionadas con los presupuestos y la política fiscal; y por último, puede disolver el Parlamento en el supuesto de dos casos. La actual presidenta Roza Otunbayeva permanecerá en el cargo hasta el 1 de enero de 2011, aplazando así la batalla presidencial un año y medio desde la caída de Bakiyev.

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