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Desde 2008, Pakistán ha experimentado una sucesión de gobiernos electos que contrasta con un pasado marcado por golpes de estado militares. Tres ciclos en los que, sin embargo, ningún primer ministro ha completado los cinco años que dura una legislatura. El caso de Imran Khan auguraba ser distinto. Cuando llegó al poder en 2018, acabó con décadas de alternancia en el poder de los dos partidos hegemónicos: la Liga Musulmana de Nawaz Sharif (LMP-N) y el Partido Popular de Pakistán (PPP) de los Bhutto.