Fuente:
El Confidencial
Fecha de publicación:
05 Jun 2019
Han pasado dos años desde que Qatar vive bajo el bloqueo impuesto por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin. Dos años pueden ser considerados como un tiempo relativamente corto a nivel histórico o como un periodo larguísimo en el universo político, económico y diplomático del siglo XXI. Lo cierto es que tanto el Gobierno como los ciudadanos qataríes han aprendido a vivir en una coyuntura que en ocasiones ha hecho cierto el dicho popular español que afirma que “no hay mal que por bien no venga”.
No es mi intención defender la idea de que el bloqueo ha traído consigo un clima favorable para nuestra nación. Nada más lejos de la realidad. La gravedad de la iniciativa no puede ser ignorada y ha provocado verdaderas tragedias, especialmente a pequeña escala. Son muchas las personas que sufren debido a la violación sistemática de los derechos humanos perpetrada por los países impulsores. Muchas no pueden ver a sus seres queridos y otras han tenido que abandonar estudios, empleos y tratamientos médicos. Estos dramas cotidianos son los que deberían preocuparnos y ocuparnos a todos.
El bloqueo no ha ocasionado únicamente un perjuicio a Qatar, sino también y muy especialmente a los Estados impulsores, envueltos en duros escándalos a nivel global, como el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, la guerra en Yemen o las violaciones sistemáticas de derechos humanos. Estos países pensaban que el tiempo jugaría a su favor y llevaría a Qatar a rendirse y aceptar las condiciones impuestas bajo presión.
Sin embargo, el paso de los meses no ha hecho más que poner de manifiesto sus debilidades y ha ayudado a la comunidad internacional a diferenciar la realidad existente en los Estados del Golfo, especialmente a nivel de aperturismo y respeto de los derechos humanos. Además, se ha comprobado la falsedad de las acusaciones lanzadas contra Qatar al inicio del bloqueo y se ha revelado el fin último de la iniciativa, que no era otro que castigar la apertura política de un país como el nuestro, que se puso al lado del pueblo en la defensa de sus libertades durante la Primavera Árabe. Nuestra postura difiere claramente de la adoptada por los Estados impulsores, que apoyaron la contrarrevolución en territorios como Egipto, Yemen o Libia.
Dicho esto, no podemos olvidar que debería ser responsabilidad común contribuir a una pronta solución a una situación que lleva demasiado tiempo encallada. Nuestro país siempre ha apostado por el diálogo y la negociación y seguirá haciéndolo siempre y cuando se garantice su soberanía y su independencia. A modo de metáfora, podríamos considerar a Qatar como el aikido de la geopolítica. Este arte marcial de origen japonés tiene como objetivo la ausencia de daño, la neutralización de cualquier tipo de ataque utilizando la energía del oponente y la promoción de un ambiente pacífico.
Una vez situada la realidad actual, resulta necesario echar la vista atrás y recordar que el Gobierno de Doha se vio obligado, el 5 de junio de 2017, a tomar decisiones rápidas. Para ello implementó numerosas medidas en diferentes ámbitos. A nivel político ha llevado a cabo un arduo esfuerzo destinado a estrechar la cooperación internacional, firmar acuerdos y reforzar los lazos con países amigos y aliados. El apoyo de muchos de ellos ha sido esencial para nuestro país a lo largo de estos veinticuatro meses.
En el plano económico, según predicciones del Banco Mundial, Qatar experimentará un crecimiento del 3% durante 2019 y 2020. El Gobierno ha facilitado las leyes de propiedad para las empresas extranjeras y ha agilizado la concesión de permisos de residencia permanente. Asimismo, ha apostado por la creación de industrias en distintos sectores -entre los que destacan especialmente la agricultura o la seguridad alimentaria- , ha respaldado a las PYMES, ha atraído inversiones a través de su Centro Financiero y ha continuado invirtiendo en multitud de puntos del globo.
El país está siendo testigo de una revolución quizá comparable, salvando las distancias, con el resurgir artístico que supuso la movida madrileña
En el terreno del turismo, Qatar Airways ha ampliado sus rutas e incrementado sus servicios. Cabe destacar el acuerdo de aviación firmado recientemente entre la Comisión Europea y el Estado de Qatar, primero de este tipo entre la UE y un país del Golfo y punto de referencia mundial.
Pese a la enorme relevancia del panorama político y económico, es en el ámbito cultural y social donde los cambios han sido más destacados. El país está siendo testigo de una revolución quizá comparable, salvando las distancias y teniendo en consideración las evidentes diferencias, con el resurgir artístico que supuso la movida madrileña. Multitud de festivales invaden el territorio qatarí y artistas de distintas disciplinas desarrollan su labor de manera más intensa. Todo ello sin olvidar el papel del deporte. La reciente victoria en la Copa de Asia de Fútbol y los preparativos del Mundial de 2022 son solo la punta del iceberg de una exhaustiva labor a todos los niveles.
A esta realidad ha contribuido sobremanera el carácter aperturista de la sociedad qatarí. Según una encuesta que forma parte de Media Use in the Middle East, 2018, el bloqueo ha hecho que los qataríes apoyen más la libertad de expresión y se muestren más abiertos en materia política. En la actualidad existe un clima propicio al debate, el análisis y la discusión.
Según una encuesta que forma parte de Media Use in the Middle East, 2018, el bloqueo ha hecho que los qataríes apoyen más la libertad de expresión
En Qatar sabemos que en ocasiones no hemos actuado de la mejor manera posible, pero tenemos la firme determinación de continuar revisando y corrigiendo nuestras prácticas, rechazando cualquier tipo de violación de los derechos humanos y mejorando las condiciones y leyes laborales. Asimismo, las redes sociales tienen una presencia esencial, especialmente entre los jóvenes, que se sienten miembros de una sociedad libre y global.
Esta realidad supone un enorme contraste con la vivida en algunos de los países impulsores del bloqueo, que multan y encarcelan a quienes hacen uso de las nuevas tecnologías para expresar opiniones contrarias a los regímenes dominantes. En cuanto a las mujeres, ocupan un papel destacadísimo en la sociedad qatarí. Todos estamos convencidos de que solo a través de la colaboración, la igualdad y el respeto podremos seguir avanzando cada día.
En definitiva, es cierto que los últimos veinticuatro meses han supuesto un reto para nuestro país. La clase política y la sociedad civil se han visto obligadas a encarar una coyuntura que podría haber tenido consecuencias drásticas. Sin embargo, el trabajo conjunto ha hecho posible convertir este difícil desafío en una oportunidad de crecimiento, ha fomentado el espíritu de solidaridad y unión y ha hecho de Qatar un país más libre y moderno, auténtico referente en el mundo árabe actual.
Mohammed Jaham Al Kuwari, Embajador de Qatar en España