La participación en las elecciones legislativas en Irán será examinada de cerca tanto por la oposición al régimen, que llamó al boicot, como por las autoridades que esperan una movilización masiva para confirmar su legitimidad, tras meses de protestas.El pluralismo de los comicios ha sido cuestionado por numerosos opositores tras la descalificación de más de 7.000 candidatos, principalmente procedentes del movimiento moderado y renovador.
El Consejo de los Guardianes de la Constitución, dominado por los ultraconservadores, descartó a cerca de la mitad de los candidatos en liza que aspiraban a ocupar alguno de los 290 escaños del Parlamento. Una secisión que se inscribe en un contexto ya tenso tras la ola de protestas provocadas en noviembre por el aumento del precio de los combustibles que fue duramente reprimida. Desde las cárceles iraníes hasta la diáspora, los llamados al boicot del escrutinio se multiplican.
"Tenemos que levantarnos (...) y lanzar una gran campaña de boicot contra la política represiva del gobierno", escribe desde su celda la militante de derechos humanos Narges Mohammadi, que cumple una condena de 10 años de cárcel por haber "constituido y dirigido un grupo ilegal".
Fuera de Irán, los activistas anti-régimen van en el mismo sentido: para ellos, ir a votar solo sirve para legitimar el sistema. En un video muy visto en las redes sociales, Masih Alinejad, experiodista que lucha desde el extranjero contra el velo obligatorio, insta al boicot y estima que votar supone cerrar los ojos a la muerte y la represión.
"Al día siguiente de la elección, todo será como antes: los votos habrán dado una legitimidad al régimen islámico y todas las promesas de libertades se habrán olvidado", explica a la AFP.
"La República Islámica organiza estas falsas elecciones para su legitimidad internacional, pero los candidatos son seleccionados con antelación, no se tolera ninguna voz de la oposición e incluso la tasa de participación está manipulada", dice desde Nueva York.
Según ella, más bien, la población debería pedir a Naciones Unidas una investigación sobre la represión de manifestaciones. Aministia internacional aseguró que al menos 300 personas murieron en la represión de la protesta, aunque esta cifra podría ser más alta. El gobierno estadounidense estima que murieron unas 1.500 personas. Aunque no está de acuerdo con las cifras, el régimen iraní no ha dado su propio balance. Interrogado el domingo en una conferencia de prensa al respecto, el presidente iraní Hasan Rohani echó balones fuera.
- ¿Movilización en las ciudades? -
En enero, después de que Irán admitió haber derribado por error un avión comercial en el que murieron 176 civiles, hubo nuevas manifestaciones. Esta tragedia se produjo en momentos en que las autoridades trataban de unir a la población tras el asesinato del poderoso general iraní Qasem Soleimani, en un ataque estadounidense.
¿Recuperar de nuevo el impulso gracias a una participación masiva? Es lo que espera en todo caso el guía supremo iraní, ayatolá Ali Jamenei.
"Los enemigos que amenazan nuestro país tienen más miedo del apoyo popular que de nuestras armas. La participación muestra el apoyo del pueblo al sistema", dijo en un discurso el 5 de febrero.
Aunque el índice de participación depende de las elecciones, en general se sitúa en torno al 50% y a veces supera el 60%, un umbral que las autoridades esperan repetir el viernes.
En las zonas rurales, tradicionalmente conservadoras, los electores suelen acudir a las urnas, pero en las grandes ciudades como Teherán, Isfahán o Shiraz, "es una interrogante", estima Ellie Geranmayeh, analista del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales.
"Muchos ven en la gran cantidad de descalificaciones la ausencia de competencia. Esto podría hacer caer la participación en las ciudades", dijo a la AFP.
"Se espera que los partidarios de los ultraconservadores voten. No hay que subestimar el número y estarán instigados por los recientes acontecimientos como la muerte de Soleimani", advirtió
Muy criticado a nivel interno por el fracaso de su política de apertura con Occidente, Rohani instó a los iraníes a acudir a las urnas y a votar. Muchos analistas predicen el fracaso, el 21 de febrero, de su alianza de gobierno formada por moderados y reformadores.
